lunes, 12 de noviembre de 2012

Odisea en el espacio - Kubrick




       Dos mil uno, una odisea en el espacio, es el trabajo del arte visual por excelencia. Kubrick el gran educador de los ojos mecánicos. Pulidor del detalle. La danza de las naves espaciales con la gloriosa música de Richard Strauss.

       Me serviré un poco del documental sobre la vida y trayectoria fílmica de Kubrick para esta reseña.

       Kubrick, uno de los cineastas que bien supo aprovechar de los estudios de cinematografía millonarios. Así, nos regala el filme con la adaptación de la novela de Charles Clarke.

       Ahora, a los detalles. La estruendosa música con la que da inicio, es una magnífica apertura a la atención del espectador. El movimiento de los objetos están bien trabajados. Una estética para satisfacer la sed del cinéfilo. Con esa danza  de las naves que contienen hombrecitos que, en algún momento del filme parecen obsoletos, más la tenebrosidad de Hall 9000, le dejan a uno cosificado.





       Notamos también un error en la producción tecnológica del hombre por dotar de tan magnífico sistema de inteligencia a las máquinas que terminan por superarle a uno. También enmarca la tradición del ser humano por echarlo todo a perder. Aún el hombre en la luna y en Júpiter, hace sus desastres. Si uno mira el filme con una postura de aceptar las analogías de Kubrick, terminaremos por aniquilar el sentimiento humano –en un plano imaginario- y nos cosificaremos con esas gloriosas imágenes.

       Se sirve de la psicología del color dentro de las naves espaciales, los trajes blancos e impecables de los pobladores del espacio y esa retórica que dominan tanto los hombres como la máquina Hall 900. Los diseños de las naves, nos dan un panorama de lo que bien podría ser el futuro del humano y su estancia en el espacio. 






       En cuanto al argumento del filme independientemente de la novela, vemos una descomposición del tiempo de un modo intencional por parte de Kubrick. Hablo del abismal espacio de tiempo que hay desde el homínido que nos presenta hasta el hábitat del ser humano fuera del planeta que le sirvió para desarrollar esa tecnología.

       De la primera escena se dice que Kubrick filmó con dos evoluciones anteriores al ser humano para no destacar órganos sexuales para evitar una censura por parte de las distribuidoras de filmes. Así, Kubrick se jodió a la crítica puritana.






       Sabemos de Kubrick y su ejercicio por tratar temas enigmáticos y distópicos del mundo y el hombre, y aquí, me parece supera la controversia creada con su anterior filme D.R. Insólito. Deja muchos cuestionamientos el filme a los espectadores, pero, para ello, es bueno saber de la novela original y de los argumentos que intentó comunicar Kubrick.

       Esto, ni nada desacredita el magnífico trabajo de Kubrick. Le hemos seguido su filmografía y no nos ha decepcionado en ninguna ocasión. Podemos seguirle confiando los siguientes filmes a mirar, pero, lo que sí podemos reclamarle es dejarle a Spielberg el rodaje y dirección de: Inteligencia Artificial.

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