jueves, 13 de septiembre de 2012

martes, 11 de septiembre de 2012

Vitaminas para el amor




       Miramos una entretenida comedia, una magnífica actuación por parte de Ginger Rogers y Cary Grant, en cuanto a su encarnación de personajes de distintas edades. Por desgracia, encontramos a Monroe inmadura en su personaje a pesar de ser fugaz, como en otras películas, pero, recordemos que son sus inicios.

        Hablando de la trama del filme, encontramos una magnífica transición de las escenas y las situaciones, un estupendo montaje. Nos pudimos percatar también, de asombrosa continuidad y progresión del filme. 





       
       Con Ginger Rogers, deleitamos con su belleza a nuestros dichosos ojos. Esposa de un magnífico científico pero ingenuo hombre, el dilema del oficio y personalidad. Barney (Cary Grant), con su semblante del típico actor de la época de los 50´s, pero, eso no quita su estupendo trabajo como actor. De quien es pertinente hablar, es de Charles Coburn, el jede de Barney, siempre con su puro y su mono-lente. Monroe ya muestra más sensualidad, notamos a los cineastas más interesados por mostrar sus dotes físicos y he aquí una demostración.






       En los comentarios, hablé de una interesante analogía en cuanto a eso de la “formula”, quizá represente las deficiencias de los adultos, cosas como: perdida de los sentidos, la alegría adolescente, el humor…

        Lo que se haya propuesto nuestro cineasta, lo ha logrado, logró provocar en nosotros (su público) una magnífica respuesta de estímulos. 







       Hago referencia a una frase dicha por Barney: La adolescencia es un montón de comportamientos infantiles y adolescentes. Tenemos aquí un tema interesantísimo, muestra en ellos, los consumidores de la formula, un retroceso en su edad mental y todos se infantilizan. El comportamiento del mono, también –quizá- represente el comportamiento y lo absurdo del humano, cuando los científicos la beben y se transforman den Gus, el mono. 





Tempestad de Pasiones



        En el filme dirigido por el “maestro” Fritz Lang, desnuda un complejo conflicto entre amoríos y tempestades posesivas y pasionales –así como el nombre lo dice.

       Mae, nuestra asombrosa antagonista y malherida, presencia un fuerte conflicto de sentimientos y decisiones mayúsculas, los dilemas hacen presencia en nuestros tres fuertes personajes: Jerry, Mae y Earl; la presencia de Monroe es fugaz, pues, nuestro cuidadoso cineasta, centra magníficamente la trama en nuestros (co) protagonistas. 





       Hay intensidad y precisión en el guión, un estupendo trabajo en las interpretaciones de Barbara Stanwyck y Paul Douglas, el papel de éste último, es delicado, pues, presenta cambios en carácter de su persona y se hablaba hasta de un cambio ilógico en su personaje.

       Detenidamente, mirando a cada uno, en Mae encontramos una poderosa virtuosidad para mezclar carácter y seducción, podemos hablar que destaca con dicho carácter su sensualidad, aparte de su gran belleza corporal. 






       En la sesión de comentarios, se habló de Mae, se decía que ya venía maleada: diez años de abandono de su hogar es suficiente tiempo para sufrir. Caza fácilmente a Jerry, una persona ingenua, bondadosa, buena, tonta. Monroe, representa la inocencia de una mujer y de su débil mente al imitar los comportamientos de nuestra maleada mujer.

       Criticando un poco el filme, dije de mi perspectiva sobre Jerry, un tipo que había vivido ingenuamente y termina por tener dignidad y valor de hombre. Yo hablaba un poco de una repentina ilógica transición de roles en los personajes, algunos de los que se quedaron al debate, mostraron sus puntos de vista y nos encasillamos cada uno con sus conceptos. 








       Los debates me resultan más didácticos que los diálogos, Espero y las personas que asisten a las proyecciones, se queden a los debates, simplemente a escuchar cómo nos desmembramos o a participar.