martes, 28 de agosto de 2012

Los soñadores



       Dichosos los visitantes a la proyección de “Los soñadores”. Una magnífica historia acerca de tres sujetos, individuos, ciudadanos franceses, revolucionarios: soñadores. El filme tiene encanto: en el guión, las locaciones, la narrativa, etcétera. 

       Tenemos a un par de hermanos enamorados el uno del otro, y una complemento esencial: Matthew. El lugar común no pudo ser otro más que una sala de cine, donde se reunían los amantes del fotograma, los nuevos cineastas y una inventiva a favor de la creación cinematográfica

       La historia tiene momentos de intensidad, donde los personajes logran entrañarse, pero, vuelve a entibiarse la circunstancia: este método me parece pertinente, además, la pasividad de Bertolucci para descubrirlos fue necesaria, pues, presentaban (los hermanos) una necedad de exteriorizar su amor al cine: lo encuentran en su compañero de sala de cine: Matthew. Dentro del filme, en el lenguaje cinematográfico, encontramos varios recursos del cineasta, recursos obvios al demostrar tributo a gran parte del cine veterano, no me parecen simples citas o meras representaciones, eran precisamente eso: una alabanza al cine de los grandes. 





        Hablemos de este método, el de propiciar el propio juicio del cineasta a través de sus personajes. Lo vemos en la mayoría de filmes del cine de culto, quizá sea una patología del realizador: mostrar los gustos, o el cine con el cual crecieron; y a la vez, el cine con que aprendieron a contribuir al mismo. 

        El papel de Matthew (el complemento en la vida de los hermanos), es esencial y evidente, representa la voz de una conciencia casi inexistente dentro de toda persona culta, la búsqueda de la “congruencia”, nuestro personaje principal (Matthew), notó rápidamente en ellos una inmadurez inocente, una educación puramente servida de la idiosincrasia francesa. A éste le toca vislumbrarlos como los niños que son; él, junto con el padre de Theo, intentan hacerles comprender la insipiente conducta de neo(pseudo)-revolucionario de la cuál habían estado mamando desde el apoyo a la restitución de Henri Langlois (directivo de la cinemateca francesa). 




       A grandes rasgos, el filme también trata sobre los choques culturales de distintas nacionalidades, por ejemplo: Matthew se sorprende al ver la a-moralidad de Theo e Isabelle, algo que en la educación norteamericana no estaba tan divulgada. En fin, el trío logra una unión intima, para después separarse en un momento condicional con sus actitudes: Theo (el más soñador), Isabelle (un alma de niña) y Matthew no se quiebra. 






       En la sesión de comentarios tuvimos una interacción más recalcable, se notó en las personas que contribuyeron con sus diálogos: se acercaron al estrado, utilizaron el micrófono… Magnífico.
Hablamos, principalmente, de los choques culturales, es de las idiosincrasias, las ideologías que defendían tanto el hombre francés, como el hombre norteamericano. Decíamos y recalcábamos el papel primordial de Matthew y las cuestiones honoríficas de Bertolucci. Todos mostramos un gozo después de finalizar el film, dialogábamos mientras se proyectaban imágenes de filmes como: El eclipse, Satantango, El decálogo y otras. La atmósfera fue afable para los permanentes en sus butacas, pudimos desentrañar el filme (como Dios manda) y nos fuimos contentos. 




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