lunes, 29 de marzo de 2010

Mimo

Un mimo

Dolor de cabeza intenso, tragando y tragando la pastilla que nada alivia, llegar fatigado a un laberinto – que flojera frustrarse buscando salida – que parece no importarle nada. Por eso las horas de la madrugada son horas fecundas, silencio total, haciendo honor al zumbido. Pequeño sueño donde se va uno al infierno y se pierde el alma, pequeño sueño donde se lee una fabula y se pierde la memoria, pequeño sueño donde se agota uno de fiebre y se pierde la cabeza. Por eso la luna se torna diversa, gira, rueda, pero no encuentra su no rutina, ese es nuestro asunto, versificar lo hermosa que es por que ella no sabe hacer otra cosa.
El arquitecto del cine mudo, destruyo su compás en un grito de sueño, lo que apetece a los artistas es; ver nublado el mundo, por que el enigma es un hueco que saben llenar con imaginación. Lo que nos apetece es; amanecer sin ganas del mundo, subir al colectivo viendo caras raras con tres horas de retardo, o quizás algún asesino natural, podría despabilar su mente haciendo agujeros a los cráneos ajenos, que se yo… quizás son sólo hológramas o el sueño de un perro.
El día es la simulación de la partícula de una vida aún no vivida, unos mueren aquí, otros se van lejos a morir también, otros pasamos horas sin hacer nada, una nada que cuaja cuando todos hacen todo, nos detenemos y observamos, observamos y nos dormimos.
Todo lleva un orden desordenado, nadie queda fuera, nadie se encierra por mucho tiempo, damos crianza a personajes mejores pensados que actores, jugamos al circo en una caja de zapatos. El payaso lleva porta folios, el abogado es contorsionista en la audiencia, el frió vende abrigos, el gripiento se quita la nariz.
Dicen las mujeres que; los senos son para colgar retratos y después de nueve meses de un sexo nace el recuerdo. Por mi parte el teatro para niños cierra cuando se cae el foco incandescente en las manos de la sombra, salgo por la puerta del espejo que callamos todos, el universo descontinuado, un pensamiento asexuado.
Las pruebas de mi delirio, son los ojos que traigo arrastrando, no soporto párpados arriba, no quiero dormir aún, quiero sentir el asco del infinito, las nauseas que provoca la rutina, hartarme del ritmo que lleva el mundo, mundo, siempre mundo, un mundo mudo, un mundo que no sea mundo, un mudo que entretenga la víspera del mundo, un mundo que me hace escribir como si fuese su víctima, pero no, sólo que tengo unos lentes bifocales, veo mejor todo, veo de que ser parte y de que parte no ser, soy nada, un grano de polvo perdido por ahí en sus conciencias. La gracia del escritor es construir cunas cuando todos los niños duermen, el poeta llega tarde a la reunión, la subasta del hongo fue ayer.
No se si ver amanecer o atardecer con las cortinas cerradas, la antena de la cucaracha que deambula mi cuarto me dice que duerma, por que luego se hace tarde para ser alguien…

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