martes, 11 de septiembre de 2012

Vitaminas para el amor




       Miramos una entretenida comedia, una magnífica actuación por parte de Ginger Rogers y Cary Grant, en cuanto a su encarnación de personajes de distintas edades. Por desgracia, encontramos a Monroe inmadura en su personaje a pesar de ser fugaz, como en otras películas, pero, recordemos que son sus inicios.

        Hablando de la trama del filme, encontramos una magnífica transición de las escenas y las situaciones, un estupendo montaje. Nos pudimos percatar también, de asombrosa continuidad y progresión del filme. 





       
       Con Ginger Rogers, deleitamos con su belleza a nuestros dichosos ojos. Esposa de un magnífico científico pero ingenuo hombre, el dilema del oficio y personalidad. Barney (Cary Grant), con su semblante del típico actor de la época de los 50´s, pero, eso no quita su estupendo trabajo como actor. De quien es pertinente hablar, es de Charles Coburn, el jede de Barney, siempre con su puro y su mono-lente. Monroe ya muestra más sensualidad, notamos a los cineastas más interesados por mostrar sus dotes físicos y he aquí una demostración.






       En los comentarios, hablé de una interesante analogía en cuanto a eso de la “formula”, quizá represente las deficiencias de los adultos, cosas como: perdida de los sentidos, la alegría adolescente, el humor…

        Lo que se haya propuesto nuestro cineasta, lo ha logrado, logró provocar en nosotros (su público) una magnífica respuesta de estímulos. 







       Hago referencia a una frase dicha por Barney: La adolescencia es un montón de comportamientos infantiles y adolescentes. Tenemos aquí un tema interesantísimo, muestra en ellos, los consumidores de la formula, un retroceso en su edad mental y todos se infantilizan. El comportamiento del mono, también –quizá- represente el comportamiento y lo absurdo del humano, cuando los científicos la beben y se transforman den Gus, el mono. 





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