jueves, 3 de junio de 2010

Te burlas de éste...

Cuando fui a dormir, sobre la cama coloque el dorso, aplastando sin fijarme un cuerpecito, estaba tan cansado que no me di cuenta de la tontera. Dormí dos horas que parecieron 5. Cuando me di cuenta estábamos cansados los dos cuerpecitos. Tomamos un café en taza negra, para la conciencia y esas cosas, nada especial, dos copas endulzadas, como dos fuentes caramelo donde el gorrión ensalivado muere de nauseas. Salimos al aire libre, tan libre que volvió apresado a las narices. Hablamos de los pájaros que bajan a picar los desperdicios alimenticios, de los que muchos millonarios de hambre se matearían, ese, siendo un pecado para el espacio y tiempo.

Cuando mostré el texto a esa persona me dijo que le irritaba que nadie en este mundo fuera al grano y diera tanto rodeo con lo que uno piensa y quiere decir, entonces eso me llevo a una contestación prematura, sólo dije; es que no quería escribirte nada, pero los dorsos a veces se sienten comprometidos con las noches soeces, por que ni descansé ni me arrepentí de todo...
Cuando los cuerpos se despiden las narices apuntan a horizontes involuntarios, siempre ha sido así, si los organismos fuesen independientes para sus movimientos y de mas, ya estaría reventando mi piano quitandome las costillas que me sobran...

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